Qué experiencias de nuestro hogar debemos replicar en los entornos de trabajo
La tecnología nos ha permitido trasladar con éxito el universo del trabajo a nuestros hogares. Es justo entonces imaginar que nuestros hogares y las experiencias más significativas que allí vivimos también puedan trasladarse a nuestras oficinas. Este es el tema de una de las recientes investigaciones de nuestra socia Steelcase, enfocada en descubrir las claves para la felicidad en el trabajo.
El estudio a cargo de la socióloga norteamericana Tracy Brower, consultora de Steelcase, y especializada en el comportamiento de los trabajadores y los entornos de trabajo, intenta descifrar cuáles son las verdaderas experiencias de nuestros hogares que podemos replicar en los ambientes de trabajo.
Es común que sólo intentemos importar los mismos vicios, los mismos muebles, o cualquiera de los elementos que nos aportan confort en nuestras casas. Por ejemplo, el sentarnos a trabajar mientras miramos la televisión o escuchando música desde la comodidad del sillón. Pero esto no es suficiente. Porque lo que hacemos en nuestros hogares suelen ser experiencias emocionales y físicas muy diferentes a las que vivimos en una oficina. Por eso el desafío es mayor al de simplemente disponer de mobiliario confortable y tener la posibilidad de sentarnos a mirar a nuestro cuadro de fútbol favorito junto a nuestros compañeros de trabajo.
La clave radica en vivir experiencias. Ya sean individuales o compartidas, las experiencias nos ayudan a crear la sensación de pertenencia. No importa cómo sean las familias -si más o menos felices- o las rutinas de cada hogar, lo importante es que allí existen principios compartidos que funcionarían muy bien si los trasladáramos al trabajo. Se trata, por ejemplo, de factores como el de pertenencia, la confianza y la seguridad compartidas.
La importancia de los roles del hogar
Pensemos en los roles y las funciones que solemos tener en nuestros hogares, como cocinar, poner la mesa, lavar los platos o hacer las compras. Esto también funciona muy bien cuando se implementa en el trabajo. Asumir un rol importante en cualquiera de estos entornos es una excelente manera de aportarle sentido al ambiente al que pertenecemos. Según demuestra el estudio, cuando las personas son reconocidas por esos roles y funciones que cumplen, su contribución no sólo ayuda al entorno humano, sino al negocio del que forman parte.
Sentirse apreciados en la oficina como en el hogar
Algo en común de las rutinas familiares es el de imponer toda una serie de reglas en los hogares, incluso antes que los niños puedan razonar acerca de lo que están haciendo. Si bien estas reglas favorecen la paz y el orden familiar, también es cierto que los hogares más felices son aquellos en los que podemos relajarnos y ser nosotros mismos. Y así también debería ser en el trabajo.
Llevar nuestros hogares a la oficina debería significar otorgarle a las personas opciones y poder de control. Cuando los entornos de trabajo ofrecen a sus colaboradores la libertad de elegir cómo y dónde trabajar, les están reconociendo la “madurez” de sus criterios a la hora de elegir y los hace sentirse libres y felices de contribuir en el funcionamiento de la comunidad y el negocio.
Por otro lado, es en nuestros hogares donde por lo general sentimos que podemos ser nosotros mismos. Porque es el lugar donde las personas y la familia nos conocen muy bien, y así nos quieren y aceptan. En los mejores entornos de trabajo también debería ser así. Y crear las experiencias emocionales de nuestros hogares implica hacer que las personas se sientan seguras de ser como son, desarrollando la confianza en los otros con sus diferencias.
En resumen, el entorno de trabajo, como nuestras casas, debería motivarnos a ser mejores y permitirnos desarrollarnos en lo que nos apasiona. Si al final del día el hogar es nuestro nido y territorio personal, el lugar en el que nos sentimos comprometidos porque nos importan sus personas y circunstancias, por qué no también facilitar las condiciones para extender esa experiencia al trabajo. Lograr un entorno capaz de recrear las condiciones para desarrollar nuestra mejor versión junto a colegas a quienes valoramos y nos valoran.
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